El Jardín del Edén

La versión canónica.
literatura
cuento
Autor/a

Montse

Fecha de publicación

3 de agosto de 2025

Todo empezó cuando Dios, el más vergas de todos los entes, estaba echándose unos churros cósmicos y dijo:

—“Ya me cagó hacer galaxias. Qué hueva. Mejor me voy a rifar un mundo bien mamalón, uno que sí dé ganas de vivir… aunque sea un ratito.”

Y mocos, suelta un eructo sagrado y ¡pum! aparece el Jardín del Edén.

Pero no cualquier jardincito culero con florecitas y mariposas, no, esta madre era Disneylandia con ácido: árboles que daban chela artesanal, nubes que olían a mota fina, hamacas con masajes y Alexa que te decía puras cochinadas al oído.

En el centro, una PC gamer legendaria, nivel excomulgado, con tres monitores curvos, luces RGB que curaban la depresión, capaz de correr Crysis, Doom Eternal y el simulador del SAT al mismo tiempo sin que le sude ni un ventilador.

Al lado, una máquina de botanas mágica: papitas bien picosas, gomitas con chilito, chicharrones, tacos de canasta de vapor eterno, y ni una sola se atora. Nunca. Ni cuando le metes la rodilla.

Dios se echa pa’ atrás, cruza los brazos y dice:

—“A la madre. Me la mega mamé. Soy una verga interdimensional.”

Pero nota que el paraíso está solo. Hay un cabrón en pelotas, tirado en el pasto, rascándose los huevos con la pata. Adán.

—“¿Qué, puto, no te late el paraíso?”

Adán, bostezando, contesta:

—“La neta, está chido, pero pues… ya me aburrí de jalarle el cuello al ganso viendo el fondo de pantalla. ¿No tendrás por ahí una nalga celestial?”

Dios se ríe como padrino pedote:

—“¡Jajaja! Este pendejo… Bueno, va. Pero agárrate.”

Y sin anestesia ni consulta ética, le arranca la mitad funcional del cerebro (esa que sirve pa’ pensar antes de cagarla) y con eso hace a Eva, puro cuerpower y actitud de tóxica premium.

Eva sale con curva de pista de Hot Wheels, cara de “hazme reina o chingas a tu madre” y culo de canción de reggaetón. Adán se le queda viendo como si fuera combo doble de los tacos del borrego viudo.

Dios les dice:

—“Órale, cabrones. Aquí pueden hacer lo que se les hinche el huevo y el ovario. Jueguen con la compu, coman hasta reventar, cojan si quieren. Nada más una cosa: NI SE LES OCURRA andarse metiendo a mis putas carpetas privadas. Ya los conozco, pinches metiches.”

Pero qué va. Eva nació brava. Al principio está en YouTube viendo tutoriales de cómo manipular a un hombre con solo tres palabras y media. Luego se clava en TikTok viendo horóscopos de brujas con acento argentino.

Pero luego, la cabrona dice:

—“¿Y si me meto a husmear? Total, Dios ya ni pela. Está en su desmadrito del multiverso.”

Se mete al folder “NO ABRIR O HAY CASTIGO”, y encuentra un archivo comprimido protegido con contraseÑa:

“memadas.zip”

Eva, con dedos de hacker de Coyoacán, intenta abrirlo. Prueba varias contraseñas de a peso:

Nada sirve. Pero ve algo raro: levanta el teclado gamer y ahí está el clásico post-it de pendejo olvidadizo:

Contraseña: noerapenal

La abre, y boom, aparece un Excel titulado:“Copia de Proyecto Genesis FINAL BIEN FINAL AHORA SÍ (2).xlsx”

Eva, emocionada como chismosa en grupo de mamás de kinder, llama a Adán:

—“¡Wey, ven! Hay chisme cabrón aquí. Dios ha estado haciendo más mundos, ¡y están bien pinches raros!”

Empiezan a leer:

Y así siguen hasta que llegan a la hoja final:

En eso, la compu se traba, el Excel se congela, y aparece CLIPPY, ese hijo de puta de Office con cara de que te juzga.

—“Hola. Parece que están siendo unos pinches metiches. ¿Quieren ayuda para ser castigados eternamente?”

Y ahí se manifiesta Dios, bien encabronado, hablando desde el fondo de los altavoces Logitech:

—“¡¿Qué chingados están haciendo, pinches hijos de su puta madre?! ¡Les dije que NO! ¡NO es NO!”

Eva y Adán, con cara de “no fuimos, profe”, tartamudean:

—“Es que… solo estábamos viendo si tenía virus…”

Dios ya ni los escucha. Les suelta la sentencia más culera desde que inventó el lunes:

—“¡Se me van a la chingada! A ustedes ni les tocaba existir. ¡Son un pinche experimento beta y ya me cagaron el código!”

A Adán lo viste con un jersey del América con manchas de Valentina, y le pone chanclas con calcetines.

A Eva le avienta un outfit de buchona deluxe, con botas fosfo, bolsita de MK pirata y pestañas tan grandes que hacen sombra.

Y les dice, con el tono más ojete del universo:

—“¡Lárguense al mundo, bola de cagazones! ¡Aquí se acabó su tiempo en el paraíso! A ver cómo sobreviven sin WiFi 7, sin compu y sin chelas frías. Considerenme muerto, y no me estén chingando.”

Y así, con la cola entre las patas y la cruda de la existencia, empieza la historia de la humanidad:

Nacimos de una pinche metida de nariz donde no debíamos.

Como todo buen mexicano.