Rollitos de Primavera

Para cualquier ocasión.
receta
Autor/a

Montse

Fecha de publicación

18 de junio de 2025

INGREDIENTES (y no me salgas con que “no tengo eso”, pues ve y cómpralo, huevón):

  • 12 hojas de arroz o pasta filo (no vengas a poner tortillas de harina, pendejo, esto no es un burro de la esquina).
  • 1 zanahoria rallada (no la de plástico que tienes en el refri desde hace seis semanas, cabrón).
  • 1 taza de col rallada (sí, la pinche bola verde esa, no confundir con lechuga, inútil).
  • 1 taza de germinado de soya (y si no sabes qué es, googléalo, no estoy aquí pa’ educar imbéciles).
  • ½ taza de cebolla picada, y que no te vea llorar porque te meto un zape.
  • 2 dientes de ajo, MACHACADOS, como tus esperanzas después del SAT.
  • Salsa de soya al gusto, pero no seas un animal y le pongas media botella.
  • Aceite chingón para freír, y que no huela a papas de hace un mes.

AHORA SÍ, HAZTE ÚTIL Y PONTE A CHAMBEAR:

  1. Calienta un sartén, pendejo. No esperes que las cosas se cocinen con la fuerza del Espíritu Santo. Un chorrito de aceite, fuego medio-alto, y a la verga.

  2. Echa toda la verdura como si odiaras a tu ex suegra. Cebolla, ajo, zanahoria, col, germinado… todo al sartén, revuelve con coraje, como si estuvieras madreando al SAT por cobrarte recargos. Sofríe unos minutos hasta que huela a gloria divina.

  3. Un chorrito de salsa de soya, el justo pa’ que sepa sabroso y no como si lamieras un bloque de sal. Revuelve esa madre y apaga el fuego, deja que se enfríe un poco. No seas bruto, no pongas relleno caliente sobre las hojas o vas a hacer una sopa de cagada.

  4. Ahora viene lo fino: RELLENAR. Pon una hoja sobre la mesa como si fueras a escribirle una carta a tu yo del pasado diciéndole que deje de ser tan pendejo. Le pones un poco de relleno (¡UN POCO! No le metas el kilo), lo doblas como condón de lujo: una vuelta, metes los lados, sigues enrollando, y lo sellas con agüita o clara de huevo. No lo dejes flojo, que no es abrazo de tía, es un pinche rollo de guerra.

  5. Pon aceite en una olla, suficiente pa’ que naden, no pa’ que se ahoguen. Caliente pero no echando lumbre, no seas terrorista. Échalos a freír de a poquitos, NO TODOS A LA VERGA, que esto no es fiesta de XV años.

  6. Sácalos cuando estén doraditos, crujientes y más sexys que tu crush en traje. Déjalos escurrir, porque sí, aunque seas un puerco, no está de más quitarles tantita grasa.

Y AHORA VIENE LO MÁS PINCHE IMPORTANTE: LA SALSA

Aquí es donde muchos la cagan monumentalmente. Te haces un rollito perrón y luego vas y le echas catsup con mayonesa, y en ese momento, Dios mata un panda. ¡NO MAMES!

Estas sí, cabrón, no fallan:

  • Salsa agridulce, de esas rojas brillantes que saben a gloria: ácido, dulcecito, pegajosa como deuda con Coppel. Si puedes hacerla tú, mejor. Si no, cómprala, pero que no sepa a mermelada con vinagre.
  • Salsa de chile dulce tailandesa, esa que viene con chilitos flotando y te hace pensar en pecar. Va con madre.
  • Soya con chilito y ajo: prepárala tú como si fueras un sabio de las artes marciales, con trocitos de chile, ajo frito y un chorrito de limón. Suena mamón, pero sabe brutal.
  • ¿Quieres ponerte loco? Un ponzu o sriracha con miel también rifan, pero con cuidado, pinche chef experimental.

Y estas NO, POR LO QUE MÁS QUIERAS:

  • Valentina o Cholula: no chingues. ¿Crees que estás comiendo papas o qué? Se pierde todo el sabor de la verdura y pareces amateur de tianguis.
  • Salsa BBQ: vete a la verga con eso. ¿Qué te pasa? Esto no es costilla gringa.
  • Mayonesa con chipotle: no, cabrón. A menos que estés haciendo una torta de milanesa con rollitos adentro (y aún así te parto tu madre).

Sirve tus rollitos con respeto. No los apachurres, no los pongas todos encimados como lonche de secundaria. Dales espacio, un buen plato y su pinche salsa chingona.

Y si alguien se atreve a decir “mejor los pido por Uber Eats”, los agarras del cuello y los sacas de tu casa a patadas.