Soriana

Una historia de éxito.
literatura
historia
Autor/a

Montse

Fecha de publicación

21 de abril de 2025

¿QUÉ PEDO, BOLA DE HIJOS DE LA CHINGADA?
Aquí habla su taco, el más verga del trompo, el que se coje a la piña con cada vuelta y hace que el cilantro se le pare de emoción. Y hoy, entre escupitajos de salsa y mordidas de borrachos calientes, les vengo a escupir la historia marrana y llena de billetes de esos cabrones de Soriana, la cadena de tiendas más metida en tu vida que tu ex tóxica, y más dura que la resaca del 15 de septiembre.


Todo empezó allá en los años chingadamadre de 1968, cuando México ardía en marchas, represión, y cumbias sabrosonas. En medio de ese mierdero, allá por Torreón, unos cabrones con apellido de pan de muerto —los Borque— dijeron:

“Ya me tienen los huevos azules estos changarros pedorros, vamos a abrir el nuestro y romper madres.”

¡Y madres que rompieron, carnal! Pusieron su primera tienda y no tardaron ni lo que se tarda un pedo en salir pa’ empezar a hacerse ricos vendiendo frijol, papel de culo y tangas de abuelita. Le pusieron “Organización Soriana”, nombre de secta o de banda de cumbia frustrada, pero les valió verga, porque empezaron a hacer lana como si cagaran oro.

Con los años, crecieron como hongo en axila mojada. Tienda tras tienda, hasta que se tragaron al pinche Gigante en 2007.
¡Así, sin condón ni besito ni nada!

“¿Ese supermercado es tuyo? No mames, ya no. Ahora es de Soriana, putito.”

Les metieron un vergazo empresarial tan duro que la competencia quedó viendo estrellitas. Y mientras tanto, tú y yo seguíamos aquí, mordiendo tacos y tragando chela caliente.

Pero los pinches Borque estaban bien enfermos de ambición. En 2015 se les paró el hocico de lo cabrón y dijeron:

“¿Y si también nos chingamos a La Comer?”
“¡Chinga tu madre! ¡Pues chingátela, cabrón!”

Y ¡tras! Se chingaron medio changarro. Hasta las pinches bolsas ecológicas se llevaron. Todo lo que olía a varo se lo tragaron, como político en campaña: sin pudor, sin respeto, y con harta saliva.


Ahora tienen de todo:
Soriana Híper – pa’ que gastes el sueldo en 2 visitas.
Soriana Súper – pa’ los fresitas de colonia culera que se creen fifís.
Soriana Express – donde venden menos, pero más caro, por tus huevos.
Y City Club, el primo raro que solo sirve pa’ comprar chelas en charola.

Hasta metieron las manos en Sodimac, pa’ vender cemento y lavadoras mientras el país se cae a pedazos.
¿Y sabes qué es lo más cabrón? Que aunque te traten de la verga, tú regresas. Regresas como pendejo por el 3x2 de sopas instantáneas y la pinche oferta de atún que nunca sirve pa’ nada.


¿Y yo?
Aquí sigo, girando como stripper en tubo barato, viendo cómo Soriana se empina a medio país con una sonrisa en la cara. Mientras tú haces fila con tu carrito descuadrado y tu alma ya rendida, yo te veo desde mi trompo pensando:

“Estos hijos de puta se comieron el país… y tú te vas a comer a mí.”